Después del largo parón veraniego, ya había ganas de "volver a la carretera" y salir a recitar. El regreso fue ayer sábado, en un lugar que, a todos los que escribimos en español, nos impone un especial respeto: Alcalá de Henares. La verdad es que recitar a escasos cien metros del histórico edificio plateresco de la Universidad Complutense causa cierto miedo escénico, pero ese miedo se disolvió en cuanto nuestros anfitriones, el Grupo Literario Omnia, nos recibió en el bar Amsterdam. No les conocía y son gente amable y cercana, que creó un ambiente grato y acogedor. En realidad no fue un recital al uso, sino más bien una charla entre amigos, en la que recitamos, pero también tomamos cerveza, charlamos, nos reímos... Una noche de poesía de la que espero que haya más, porque, por supuesto, queremos volver a Alcalá de Henares.
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