Ahora que todo el mundo habla de Superlópez, mi buen amigo (y editor) Fran Nuño nos recuerda que ya le dediqué un poema a nuestro héroe más hispano, que se incluyó en mi libro TEBEOS (Voces de Tinta, 2014). Éste es:
ganamos el
Mundial de fútbol
y la Copa
Davis,
pero, por
entonces,
sólo
podíamos aspirar
a llevar
bigote
a
consumirnos
de ocho a
ocho en turbias oficinas,
a llamarnos
López, o Gómez, o Fernández.
Después, es
cierto,
fuimos
campeones de motociclismo,
de Fórmula
1,
pero, por
entonces,
Superman nos
quedaba demasiado lejos;
podíamos
aspirar, como mucho,
a ser una
parodia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario