Llegamos a la carrera a Lavapiés. Como casi siempre por esas calles vas oyendo cualquier idioma menos español. En el Tapas y Fotos suena Rock'n'Roll. Nos encontramos con buenos amigos sevillanos (Saray Pavón, Alex Ruíz), con el incansable Bolo, con Maxi Rey (cuyo archivo en vídeo de recitales poéticos, reunido a lo largo de décadas, y en el que están todos los grandes, es una leyenda), y con John Mateer, un nómada nacido en Sudáfrica, residente en Australia, y que recorre el mundo con sus poemas.
Un rato de charla agradable, en español e inglés, y, una hora después de la hora anunciada (como mandan los cánones poéticos), empezamos. Bueno, intentamos empezar: intentamos proyectar un vídeo como prólogo del recital, y (como es habitual) el ordenador se atasca a la mitad, y nos vacila un rato (ahora arranco, ahora no), hasta que decidimos usar la vieja herramienta: decir las cosas en voz alta (eso sí que no nos falla). Empezamos con los poemas del Balance. Después siguió John Mateer, poemas en inglés, algunos traducidos y otros no. Y para cerrar, los poemas eróticos de Di-fusión-A2. Hubo alguna interferencia: algún vecino en la puerta del bar hablando por teléfono en un tono tan alto que casi no le habría hecho falta el teléfono, pero, aparte de eso, el silencio de los asistentes, su atencón, fueron impecables.
Las sillas en círculo, todos muy cerca, el ambiente distendido, los vinos y las cervezas,... una vez más, quedó demostrado que los bares son el hogar natural de la poesía.
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