La Biblioteca Pública es el hogar natural de la poesía (al menos uno de ellos). Cada vez más, las bibliotecas dejan de ser lugares de absoluto silencio, para convertirse en espacios de conversación, de debate, de intercambio de ideas. Así que romper el silencio bibliotecario con mis poemas tendrá algo de acto de rebeldía a favor de la cultura.
Me cabrá el honor de ser presentado por la directora de la biblioteca, mi entrañable amiga Pepa González, un ejemplo de compromiso con la función social de la biblioteca.
¡Os espero!