domingo, 18 de septiembre de 2016

NIÑOS Y ZAPATOS



Quizás queréis, niños,
reclamar vuestro reino cual Jasón
y lleváis por ello un pie descalzo.
O puede que el zapato que perdéis
sea contraseña y clave,
como el de Cenicienta.
Puede ser que al salvaje,
al buen salvaje que fuimos, tan sólo
le quede esa pequeña rebeldía:
los deditos al aire que aparecen
de un hábil movimiento de talón.